Abriendo espacio para las lenguas europeas en peligro

Las lenguas en peligro de extinción están presentes entre comunidades pequeñas y minorías étnicas. Preservarlas es muy difícil, pero vale la pena hacerlo. ¿Por qué? Entérate aquí.
idiomas en peligro de extinción

El Día Internacional de la Lengua Materna, celebrado el 21 de febrero, promueve la diversidad lingüística y las acciones contra la discriminación de las lenguas en peligro. Durante la pandemia de la COVID-19, el derecho a la igualdad entre idiomas ha cobrado una importancia nunca antes vista. 

Helga West se refiere  a la lengua sami del norte como su «superpoder». Esta bloguera indígena sami, que además es poeta e investigadora de la reconciliación, siempre soñó con transmitir su lengua a su hijo.

La cultura sami se ha visto amenazada durante siglos debido a políticas de asimilación como, por ejemplo, la antigua prohibición de hablar lenguas sami en las escuelas y los espacios públicos. Como resultado, solo la mitad de la población sami, que cuenta alrededor de 80 000 habitantes y tradicionalmente ocupa el norte de Finlandia, Suecia, Noruega y Rusia, tiene como lengua materna alguna de sus lenguas.

«Escuchar [sami del norte] me ayuda cuando extraño mi hogar», dice West, quien vive en Estonia, pero creció en la región Sápmi, donde se encuentra la patria ancestral de los sami, en el pueblo de Savvon, situado en el norte de Finlandia. «Me brinda una felicidad que siento muy física y empoderadora. Puedo percibir el lenguaje debajo de mi piel».

Después de mudarse a Estonia en 2019, su hijo, entonces un niño pequeño, se negó a hablar sami del norte. West describe la consternación que sintió.

«Le estaba diciendo que si no hablábamos sami, nuestro idioma moriría», dice. «Y me di cuenta de que le estaba imponiendo mi estrés étnico. Todos los días pienso en mi hijo y en cómo aprendería a hablar y escribir en sami del norte [si estuviera] aquí, en la región Sápmi finlandesa. La lucha es real».

minorías lingüísticas
En la foto: Helga West. Foto det: Oliver Loode

Las lenguas forman parte de los derechos humanos

El sami del norte es una de las 60 lenguas regionales, minoritarias y en peligro de desaparición habladas en los 18 países que cubre la Red Europea por la Igualdad Lingüística (ELEN, por sus siglas en inglés). Esta red lucha para proteger estas lenguas de la discriminación. Reunidas bajo el término general de «lenguas menos utilizadas», es cierto que no es la mayoría quien las habla. Sin embargo, están representadas por 55 millones de personas aproximadamente, o el 10 % de los europeos.

Estas lenguas, como el galés o el gaélico, corren el riesgo de caer en desuso debido a la disminución de su número de hablantes y al predominio de los idiomas mayoritarios, como el inglés.

idiomas en peligro de extinción
En la foto: Davyth Hicks (derecha). Foto de: ELEN

Si bien la Carta Europea de las Lenguas Minoritarias o Regionales reconoce el uso de tales lenguas como un derecho básico, tanto en entornos públicos como privados, según el Dr. Davyth Hicks, secretario general de la ELEN, muchos estados europeos siguen socavando su propia diversidad lingüística. Para aclarar su afirmación, Hicks señaló las dificultades que se presentan para usar lenguas cooficiales en el sistema judicial español y las políticas discriminatorias que, en Francia, se oponen al uso oficial de lenguas regionales como el bretón y el corso. 

De hecho, en la vida pública francesa prevalece una pretensión de superioridad con respecto a las lenguas y los acentos minoritarios. El otoño pasado, un político francés, Jean-Luc Mélenchon, provocó una ira generalizada con su arrebato discriminatorio contra un reportero de Toulouse que hablaba con un fuerte acento sureño. 

«Si no revitalizamos y regeneramos estos idiomas y culturas, desaparecerán», afirma Hicks, quien habla córnico con sus hijos. «Perderemos una visión y una percepción únicas del mundo. Además, con la pérdida del idioma, un pueblo se ve obligado a ir a ese submundo que consiste en no formar parte de su cultura indígena ni de la cultura mayoritaria. La pérdida del idioma y de la cultura es traumática para un pueblo. La recuperación de la lengua ayuda a tratar ese trauma». 

Según Hicks, el estado de la desigualdad lingüística en Europa y en todo el mundo supone un daño perjudicial para las minorías lingüísticas, lo cual se ha evidenciado particularmente durante la pandemia de la COVID-19, cuando la información básica de salud no ha estado disponible de forma constante en las lenguas regionales. De ahí que la observancia del Día Internacional de la Lengua Materna (21 de febrero), que promueve la diversidad lingüística, tenga una suprema importancia este año.

Una encuesta a los miembros de la ELEN encontró que la mayoría de los hablantes europeos de lenguas minoritarias no habían recibido información básica de salud sobre la COVID-19, y mucho menos algún tratamiento médico, en su propia lengua.

Hicks presenta el ejemplo de la región rumana de Transilvania, donde en muchas áreas el húngaro es el idioma mayoritario, pero la información sobre la vacuna contra la COVID-19 no está disponible en este idioma. «Muchos ancianos húngaros no hablan ni leen bien el rumano», comenta Hicks, y agrega: «Excluirlos de la información de salud y la atención médica en su idioma es algo inaceptable en un Estado europeo moderno del siglo XXI».

idiomas en peligro
En la foto: Darach Ó Séaghdha. Foto de: Darach Ó Séaghdha.

Idiomas en peligro que unen generaciones

La recuperación de las lenguas y la promoción de la igualdad lingüística pueden tener un impacto notorio a la hora de aliviar las heridas y la opresión intergeneracionales que experimentan las minorías.

«La gente en Europa tiende a perder de vista los buenos efectos que puede tener la lengua en el bienestar y la espiritualidad», explica Hicks, realzando la investigación sobre la importancia de la lengua para mejorar los índices de salud de las poblaciones indígenas a nivel mundial. «La recuperación de una lengua puede ayudar a las personas que han pasado por un trauma colectivo como el hambre o la pérdida de tierras y de autonomía, o simplemente la experiencia de no encajar».

No es que estemos revitalizando una lengua, sino que ella nos revitaliza a nosotros.

Para Helga West, una parte fundamental de su propósito de preservar los sami del norte surge de la discriminación que experimentó su padre mientras asistía a un internado donde no se le permitía hablar su idioma.

«Hay una profunda brecha entre mi generación y la de mi padre», dice la poeta y bloguera. «Para las generaciones mayores escuchar nuestra lengua materna es algo muy significativo, ya que tuvieron que ocultarla cuando eran más jóvenes».

Del mismo modo, el escritor Darach Ó Séaghdha, nacido en Dublín, recurrió al irlandés para conectarse con su anciano padre, que anteriormente era lingüista e inspector escolar. «Era algo de lo que debíamos hablar», dice. «Se negó a que le quitaran [la lengua]; creció en los años 40 y 50, donde para tener oportunidades había que estar preparado para dejar [Irlanda] y renunciar a nuestro idioma y nuestra cultura».

En 2015, Ó Séaghdha inició la popular cuenta de Twitter @theirishfor que comparte las peculiaridades y los significados más profundos que hay detrás de las palabras, la gramática y las frases del irlandés.  La cuenta ahora tiene 50 000 seguidores y ha generado dos libros (Motherfoclóir: Dispatches from a Not So Dead Language y Craic Baby: Dispatches from a Rising Language) y un pódcast, también titulado «Motherfoclóir» (que suena como un improperio, pero en realidad significa «diccionario» en irlandés).

Los invitados semanales de Ó Séaghdha están al frente del activismo en defensa del idioma irlandés. Entre ellos se encuentran personas como un experto en aprender irlandés con dislexia o un irlandés que está luchando en la corte belga para que el nombre de su hija aparezca con un acento fada. Ó Séaghdha dice que su pódcast, al que califica de nerd y escapista, demuestra que los idiomas menos utilizados también pueden representar temas de interés general, que no solo nos ilustran sobre culturas específicas, sino también sobre la humanidad misma.

«El folclore puede ser un ojo de cerradura a través del cual mirar a Irlanda, pero también el mundo entero», explica.

La recuperación del idioma es una lucha cuesta arriba

El hijo de Helga West, que ahora tiene seis años, por fin habla con ella en sami del norte. Si bien reconoce que a veces su hogar es un «lío lingüístico» (ella y su esposo se comunican con él en sami del norte y en estonio, respectivamente, mientras que la pareja habla entre sí en inglés), también dice que no podría sentirse más feliz.

Su esperanza es que en el futuro haya aún más recursos digitales disponibles para que su hijo siga aprendiendo, como son las películas y programas de televisión doblados al sami del norte, las aplicaciones móviles y la revista de historietas para niños llamada Bamse. Este tipo de medios no estaba disponible en la infancia de ella (Frozen 2 de Disney también se inspiró en la cultura sami y se dobló al sami del norte).

Entretanto, Helga West se ha comprometido a adoptar un enfoque nuevo y más afirmativo para defender las lenguas sami, negándose a permitir que esta faceta de la cultura sami se vea enajenada y reducida al exotismo por la idea de que podría estar en peligro. 

«Cuando mi hijo me replicó: “Si [el sami del norte] es un idioma que está muriendo, ¿por qué debería molestarme en aprenderlo?”, me mostró que mi actitud no era correcta», reconoce West. «El sami del norte es, de hecho, un idioma vivo, hablado por gente común, como lo hacemos mi familia y yo en casa. Y mientras se esté hablando, nunca puede ser una lengua que está muriendo».

El fenómeno lingüístico de los idiomas en peligro de extinción es un tema que debería atraer más y más atención. Como estos temas:

  1. ¿Palabras como “ciudadanos” se pueden considerar como lenguaje sexista?

  2. Qué es el choque cultural y cómo superarlo

  3. Cómo los latinxs lideran la resistencia contra la discriminación de género en el lenguaje

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Barbara Woolsey

Barbara Woolsey creció en las praderas canadienses como hija de una madre filipina y un padre escocés-irlandés. En este entorno familiar nació su pasión por los idiomas y el relato de historias interculturales. Actualmente vive en Berlín, donde trabaja como productora de televisión para Reuters y contribuye con varias publicaciones internacionales. Además, escribe guías de viaje para Lonely Planet sobre lugares de Europa y Asia. Barbara habla alemán y está mejorando su nivel de tailandés y tagalo.

Barbara Woolsey creció en las praderas canadienses como hija de una madre filipina y un padre escocés-irlandés. En este entorno familiar nació su pasión por los idiomas y el relato de historias interculturales. Actualmente vive en Berlín, donde trabaja como productora de televisión para Reuters y contribuye con varias publicaciones internacionales. Además, escribe guías de viaje para Lonely Planet sobre lugares de Europa y Asia. Barbara habla alemán y está mejorando su nivel de tailandés y tagalo.