Shakespeare y el alfabeto polaco

Cómo descifrar en un santiamén el código ortográfico del polaco, y por qué es más fácil leer a Shakespeare en este idioma.
Motivaciones para aprender polaco

Si quieres aprender polaco, justo al comienzo te toparás con muchas dificultades. Tu primer reto será el alfabeto polaco o, más bien, su pronunciación, que parece hacerlo todo menos fluir con naturalidad. El polaco tiene una particular afición por las extrañas combinaciones de consonantes. Uno de los primeros obstáculos es su insólita ortografía: abundan las palabras con «rz», «sz», «cz» e incluso «szcz» o «przy». Basta con pensar en algunos nombres de ciudades, como Szczecin, Pszczyna o Szczebrzeszyn, inmortalizada en el más famoso trabalenguas del país.

Una simple palabra como sznycel hace surgir el enigma de cómo diablos transformar tal combinación de letras en un sonido inteligible. Los principiantes no tienen idea de que detrás de esta palabra se oculta el famoso escalope vienés Schnitzel, cuya pronunciación es casi idéntica. A la hora de comer, el escalope es un plato igualmente apetecido tanto por los comensales polacos como por quienes le dieron su nombre en el mundo de habla alemana.

El polaco y su relación con otros idiomas

En general, los polacos comparten un gran número de gustos, costumbres y productos culinarios con otros países, y también el correspondiente vocabulario. Pero las semejanzas no se agotan en la gastronomía: a la gente en Polonia también le encanta escuchar buena muzyka y pasar el rato conversando en línea en un czat. Además, el toque excéntrico de ekscentryk nos conduce, en efecto, a la palabra “excéntrico”. Una vez más queda demostrado que las palabras no conocen fronteras y que aman viajar. Este léxico trotamundos y de carácter internacional ofrece la gran ventaja de hacer mucho más fácil el aprendizaje de una nueva lengua.

Sin embargo, con frecuencia resulta complicado reconocer las palabras polacas provenientes de otros idiomas. Esto se debe probablemente a que el polaco suele darles una cálida bienvenida adaptándolas a su singular sistema fonológico y gráfico. En estos casos, el origen de las «migrantes», en particular de aquellas de vieja data, desaparece por completo. Así, detrás de la intimidante palabra dżinsy se esconden los inofensivos jeans. Si bien en un tablero de Scrabble las palabras del polaco se ven como una confusión accidental, no tardan en llenarse de sentido tan pronto se las escucha en voz alta. Esto sucede, por ejemplo, con la palabra dżez, que simplemente se refiere a la música jazz.

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Poco a poco, además de descubrir gustos comunes, comienzan a aclararse para el principiante algunas reglas de pronunciación: «sz» se pronuncia como «sh», «cz» como «ch», y la extraña combinación «dż», con el punto sobre la «z», suena más o menos como «dsh». Así que los extranjerismos no solo son útiles para ampliar rápidamente el vocabulario polaco, sino también para descifrar el código ortográfico de este idioma. Y así Szczebrzeszyn deja de ser una palabra que infunde temor…

Por lo demás, el alfabeto polaco no agota sus esfuerzos de integración acogiendo elementos de vocabulario. El polaco también naturaliza los nombres propios de personalidades extranjeras famosas. Así, el largo y solemne apellido del venerable poeta inglés se escribe simplemente: Szekspir. ¡Una gran forma de facilitar la lectura de Shakespeare!

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