Rompamos algunos estereotipos sobre la educación bilingüe en los niños

Crecer rodeado de más de un idioma, ¿retrasa o estimula el desarrollo cognitivo? Estuvimos explorando algunos estudios científicos sobre el bilingüismo para separar la realidad de la ficción.
La educación bilingüe en los niños

Ilustrado por Rosemarie CC

Hay diversas buenas razones que fundamentan a la educación bilingüe: la familia vive en una comunidad plurilingüe, los padres quieren contribuir al futuro de sus hijos mejorando sus perspectivas laborales o los padres provienen de diferentes países y desean que sus hijos conozcan ambas culturas. Además del enriquecimiento cultural, también hay ventajas a nivel cognitivo si se aprende más de un idioma: las personas bilingües obtienen mejores resultados en tareas que exigen la atención selectiva, como enfocar, inhibir y cambiar el interés durante el proceso de resolución de un problema.

Debido a factores como los mencionados, la mayoría de nosotros está de acuerdo en que educar a los niños de manera bilingüe es algo positivo. ¡Naturalmente! Sin embargo, aceptemos que la educación de los hijos no es lo más fácil del mundo. Así que las dudas comienzan a asaltarnos en medio de todas las luchas y alegrías que se tienen a diario con los hijos, y del consejo de familiares, amigos, maestros e incluso extraños:

  • “Quizás tus hijos se confundan y mezclen los idiomas. No deberías hacerlo”.
  • “He escuchado que si educas a tu hija de forma bilingüe, ella se verá abrumada por toda esa información y comenzará a hablar mucho más tarde”.
  • “Tu hijo ya tiene dificultades en la escuela y solo se lo estás haciendo más difícil al forzarlo a que aprenda dos idiomas”.

Y así, la firme decisión se transforma en una inseguridad (“en realidad no lo sé, quizás no es tan buena idea después de todo…”). Pues bien, nosotros pensamos que sin lugar a dudas merece la pena educar a los hijos de manera bilingüe, pero no queremos agregar una opinión más al montón de consejos no solicitados acerca de la mejor manera de criarlos.

 

1. “Agobiarás a tus hijos si tienen que aprender dos idiomas a la vez, de modo que comenzarán a hablar más tarde de lo normal”.

Si la adquisición simultánea de dos idiomas rebasa las capacidades de los niños que se desarrollan de manera normal, es de esperar que aquellos niños que están siendo educados de forma bilingüe presenten retrasos en el desarrollo del lenguaje. En comparación con los niños monolingües, comenzarían a hablar más tarde. No obstante, como sugieren los estudios que se mencionarán a continuación, esto no parece ser lo que sucede en las primeras etapas y momentos importantes de la adquisición del lenguaje.

Un estudio realizado por D. Kimbrough Oller, Ph.D., publicado en 1997 en la revista Journal of Child Language, tomó un grupo de 73 niños que estaban aprendiendo español e inglés a la vez en Miami y constató que comenzaron a balbucear a la misma edad que los niños monolingües. Además, tres estudios diferentes, llevados a cabo por Fred Genessee (2003), J.L. Patterson & B.Z. Pearson (2004) y L. A. Petitto (2001), demostraron que los niños bilingües dicen sus primeras palabras al mismo tiempo que los monolingües. Esta verdad se sostuvo incluso en los casos en que se trataba de un lenguaje de señas y no hablado. Cuando se trata de la amplitud del vocabulario, con frecuencia ha resultado que el vocabulario de los niños bilingües es en realidad menos amplio, pero solo si se considera separadamente cada uno de los idiomas.

En cambio, si se toman en cuenta los dos idiomas de aprendizaje, como en el estudio realizado por L. Bedore en 2005, rápidamente constatamos que los niños bilingües tienen al menos tantas palabras como los niños monolingües de su edad, o incluso más. Además, cuando Johanne Paradis y Fred Genesee observaron a niños que estaban aprendiendo francés e inglés en 1996 en Montreal, comprobaron que estos comenzaron a elaborar combinaciones de palabras en el mismo periodo que los niños monolingües, entre los 1,5 y los 2 años de edad. Todos estos hallazgos sugieren que los niños pueden asimilar mucha más información relativa a los idiomas de la que los creemos capaces, y que aprender dos idiomas a la vez no parece frustrarlos. Su desarrollo no se hace más lento y saben igual número de palabras que los niños monolingües.

Hablar dos idiomas requiere atención selectiva para minimizar la interferencia entre ambas lenguas y asegurar su uso apropiado, y esta atención selectiva lingüística mejora el desarrollo de otros procesos de control ejecutivo

2. “Si tu niño aprende dos idiomas a la vez, va a confundirse”

Otra de las preocupaciones de los padres bilingües es que sus hijos no sepan que están hablando dos idiomas y terminen con un lío en la cabeza, ya que mezclarán los idiomas completamente o serán incapaces de decidir en qué lengua hablar con las personas. Una vez más, incluso en las fases más tempranas de la adquisición del lenguaje no se presenta ninguna evidencia sólida que permita sugerir este peligro.

Ni aturdidos ni confundidos

En un estudio del año 2002, Blagovesta Maneva y Fred Genesee observaron que el balbuceo de un niño francoinglés se diferenciaba según estuviese interactuando con su madre angloparlante o con su padre francófono. Los niños mayores también son capaces de utilizar sus idiomas de manera apropiada, incluso con personas extrañas que acaban de conocer. Esto se puso a prueba en un experimento llevado a cabo por Liane Comeau, publicado en la revista First Language en 2010. En el experimento se formaron parejas entre los niños bilingües y adultos que solo hablaban uno de los dos idiomas. Cuando los interlocutores de los niños indicaban de alguna manera que no entendían, incluso mediante una seña muy general como preguntar simplemente “¿Qué?”, los niños bilingües de 2 y 3 años de edad pasaron de inmediato a la otra lengua.

¿Complicado? ¡Qué va!

Con frecuencia se menciona que los niños bilingües alternan entre dos o más idiomas en el contexto de una sola conversación, práctica conocida como “alternancia lingüística” (code-switching) o “mezcla de códigos” (code-mixing). Pues bien, en primer lugar, los niños mezclan los idiomas en muy escasas ocasiones: en un estudio de 1995, Fred Genesee observó a niños bilingües de Montreal (francés e inglés) de una edad aproximada de dos años y pudo constatar que, en promedio, mezclan los idiomas en un solo enunciado menos del 3 % del tiempo. Estos resultados fueron confirmados posteriormente por un estudio independiente, realizado por D. Sauve y Fred Genesee en el año 2000, donde la alternancia lingüística se produjo durante menos del 4 % del tiempo.

Así que mínimo en el 96 % de los casos no se presenta alternancia lingüística, e incluso el 4 % restante no tiene que considerarse problemático necesariamente: si bien la alternancia lingüística fue vista de manera crítica en épocas anteriores, ahora se considera generalmente como un producto normal y natural del uso bilingüe y multilingüe del habla. Si uno trabaja en una empresa plurilingüe como Babbel, verá a diario la alternancia lingüística en adultos sin que por ello piense que son personas confundidas o víctimas de la apabullante educación lingüística que recibieron.

La alternancia lingüística incluso podría ser vista como un indicador de que los niños bilingües de hecho son muy conscientes de las reglas gramaticales de cada idioma por separado, lo cual se puede constatar en el hecho de que los niños, en los estudios antes mencionados, no violaron ninguna estructura gramatical de ninguna de las lenguas cuando alternaron de idioma. Por ejemplo, no produjeron oraciones como “I le like”, ya que sería gramaticalmente falso en inglés (pero no en su otro idioma, el francés). Esto muestra claramente que los niños estaban al tanto de las reglas gramaticales en ambos idiomas, y que, en lugar de transferir reglas del francés al inglés y viceversa, discriminaban una lengua de la otra.

3. “Si tu hijo tiene trastornos del desarrollo o problemas de aprendizaje, aprender una segunda lengua le hará todo aún más difícil”.

Es natural que los padres teman abrumar a sus hijos si la escuela ya les cuesta mucho esfuerzo, pero no deberían subestimarlos.

Niños que están en riesgo de tener problemas de aprendizaje

La investigación realizada por Frank Genesee en 1976 mostró que los alumnos en programas de inmersión en los idiomas francés e inglés que estaban en riesgo de tener dificultades académicas no presentaron un rendimiento peor en comparación con los niños que asistían a los programas realizados únicamente en inglés. Por el contrario: se beneficiaron del programa por tener un nivel más alto de francés, y sus habilidades de comprensión auditiva y expresión oral en su segundo idioma eran incluso comparables a las de los niños que no tenían problemas de aprendizaje.

Niños con trastorno específico del lenguaje (TEL)

Un trastorno específico del lenguaje (TEL) se diagnostica cuando el lenguaje de un niño no se desarrolla con normalidad y las dificultades no se pueden explicar por factores tales como un desarrollo lento en general, anormalidades físicas del aparato de fonación, trastornos del espectro autista, daño cerebral adquirido o pérdida del oído. En un estudio realizado en 2003 para examinar este fenómeno, Johanne Paradies realizó una comparación entre niños bilingües de 7 a 8 años de edad y niños monolingües, ambos grupos con TEL. Se observó que los niños bilingües mostraban niveles de fortalezas y debilidades en cuanto al lenguaje equiparables a los de los niños monolingües, lo que significa que los bilingües no presentaron ningún signo de encontrarse sometidos a una exigencia excesiva por el idioma adicional.

Niños con trastornos del desarrollo como el síndrome de Down o trastorno del espectro autista

Los niños bilingües con trastornos del desarrollo, tales como el síndrome de Down o los trastornos del espectro autista, tampoco mostraron una diferencia significativa en sus habilidades lingüísticas con respecto a los niños con las mismas deficiencias que estaban aprendiendo una sola lengua. Esto fue demostrado en varios estudios, como los realizados en 2005 por E. K. Bird y otros, y en 2012, por C. Hambly y E. Fombonne.

¿Y ahora qué?

Cabe mencionar que la mayoría de los estudios citados en este artículo se llevaron a cabo con niños que aprendían francés e inglés en condiciones favorables en Montreal, Canadá, donde ambos idiomas están muy presentes y gozan de gran prestigio. Este tipo de condiciones no se da en todas partes y no todas las experiencias infantiles de pertenecer a entornos de dos idiomas son idénticas. Los padres tendrán que observar de cerca a sus hijos y sus reacciones para ver si sería adecuado darles una educación bilingüe. Esperamos que este artículo por lo menos haya aliviado algunos temores vanos acerca de educar a los hijos de manera bilingüe. Si optas por hacerlo, es bastante probable que los niños tengan éxito y obtengan grandes beneficios de tu decisión.

¿No fuiste educado de forma bilingüe? Nunca es demasiado tarde. ¡Comienza a aprender un idioma!
Inténtalo aquí
Compartir: