Trastrueques, pomporrutas y otros errores que cometemos al hablar

¿Es posible evitar los errores al hablar? Algunos de ellos los cometemos inconscientemente, por lo que se podría decir que no hay manera de deshacerse de todos ellos.
errores al hablar

Todos cometemos errores al hablar e incluso en nuestro idioma materno, nuestra lengua se tropieza de vez en cuando con alguna frase o palabra. Y aunque estos lapsus pueden parecer casualidad, ciertos errores tienden a repetirse con frecuencia. Tanto es así que algunos de ellos tienen nombre propio, como trastrueque (cometido al hablar) o pomporruta (que se produce al escuchar). Como veremos a continuación, parece que el inglés se ha adelantado al español a la hora de designar con palabras específicas estos errores. Además, también intentaremos entender por qué se dan estos lapsos lingüísticos. Sin esperar más, te presentamos algunos de los errores más frecuentes e interesantes con los que se topan a veces nuestras lenguas y mentes. 

Trastrueques verbales

¿De qué se trata? Los trastrueques verbales suceden cuando se confunden y cambian dos sonidos dentro de una misma frase. Aunque los trastrueques se consideren errores al hablar, también se pueden explotar para crear divertidos juegos de palabras, como el libro infantil de Shel Silverstein Runny Babbit (en lugar de Bunny Rabbit).

Ejemplo: decir en inglés mand bembers en lugar de band members.

¿Cómo se llaman en inglés y cuál es el origen de su nombre? En inglés, se conocen a estos errores como spoonerism, un nombre que tiene su origen en el catedrático de la Universidad de Oxford William Achibald Spooner. Se trataba de un académico muy querido y conocido por sus extravagancias y bromas entretenidas. Entre sus muchas facetas, destacaba por mezclar a menudo las letras de diferentes palabras dentro de una misma frase, de modo que su nombre acabó acuñando este tipo de error. En internet circulan numerosas citas atribuidas a Spooner, entre las cuales destaca un brindis por el queer old dean (viejo decano maricón) en lugar de la dear old queen (querida vieja reina), pero en muchos casos, el origen de estos trastrueques no es exacto. Y si bien es cierto que Spooner nos dejó una serie de errores muy divertidos, no todos los que nos encontramos en la red son realmente suyos. De hecho, muchos fueron inventados y atribuidos a Spooner, de la misma forma que se asocian de manera errónea numerosas citas a Winston Churchill o Mark Twain.

¿Por qué ocurren? Los procesos a través de los cuales el cerebro humano transforma ideas en palabras son muy complejos y todavía quedan muchas incógnitas por investigar y resolver. Sin embargo, parece que los trastrueques verbales se producen por un problema a nivel de la «planificación del discurso». La «planificación del discurso» es el plan diseñado por tu cerebro para hacer que tu boca se mueva y pronuncie los sonidos que transmiten lo que quieres decir. Al pronunciar la palabra «chocolate», por ejemplo, tu cerebro tiene que decirle a tu boca cómo moverse para pasar del sonido «ch» al sonido «k», al sonido «l» y al sonido «t», con varias vocales de por medio. Este proceso se hace de manera inconsciente, automática y muy rápida. De hecho, probablemente nunca hayas tenido que pensar dónde colocar tu lengua para pronunciar un determinado sonido. Pero aun así, a veces, nuestro cerebro se confunde. Y estas confusiones se deben a menudo a la coexistencia de dos planes discursivos en nuestra mente, que acaban por confundir a nuestro cerebro, resultando a menudo en un trastrueque verbal.

Pomporrutas

¿De qué se trata? Las pomporrutas ocurren cuando escuchamos algo de manera incorrecta pero que pese a ello sigue teniendo sentido. Las pomporrutas suelen ocurrir cuando escuchamos canciones o poemas.

Ejemplo: un ejemplo famoso es un verso de la canción Purple Rain de Jimi Hendrix. Mientras la letra original dice «Scuse me while I kiss the sky» (Discúlpame mientras beso el cielo), mucha gente está convencida de escuchar «Scuse me while I kiss this guy» (Discúlpame mientras beso a este tipo).

¿Cómo se llaman en inglés y cuál es el origen de su nombre? En inglés, las pomporrutas se llaman mondegreen y su origen se sitúa en un ensayo publicado en la revista Harper, en el que su autora, Sylvia Wright, confiesa haber confundido un verso del poema «The Bonnie Earl O’ Moray». Mientras que el verso original dice «They hae slain the Earl o’ Moray / And laid him on the green» (Mataron al Conde de Moray / y lo acostaron en la hierba), Wright escuchó «And Lady Mondergreen». Así pues, en la versión escuchada por Wright, se trataría de un doble asesinato y no de una muerte y un funeral.

¿Por qué ocurren? Existe cierto debate sobre el origen de las pomporrutas. La mayoría de los psicólogos coinciden en que las pomporrutas se dan sobre todo cuando escuchamos canciones porque se trata de un medio unilateral, en el que hay muy poco contexto y en que los artistas emplean palabras y expresiones con las que no todo el mundo está familiarizado. Sin embargo, existe un punto de desacuerdo mayor, a saber, cómo el cerebro llega a escuchar algo de manera errónea y a transformarlo en otra cosa. Según Steven Connor, catedrático de inglés en la Universidad de Cambridge, cuando el cerebro no percibe parte del sentido de una letra, intenta rellenar ese vacío con la opción más lógica posible. Por otro lado, el psicólogo y lingüista Steven Pinker apuntó al hecho de que las pomporrutas suelen tener menos sentido que su versión original. Por lo tanto, según él, las pomporrutas no son necesariamente aquello que nos parece tener más sentido, sino más bien aquello que nuestro cerebro quiere oír. Sea cuál sea su origen, las pomporrutas se han convertido en un fenómeno cada vez más investigado.

Eggcorns

¿De qué se trata? Los eggcorns, un término que carece de traducción exacta al español, ocurren cuando se cambia una frase común por otra de sonido similar o idéntico.

Ejemplo: en inglés es frecuente escuchar for all intensive purposes en lugar de for all intents and purposes, mientras que en español, muchos son los que utilizan cajón desastre en lugar de la forma correcta cajón de sastre

¿Cuál es el origen de su nombre? La palabra eggcorn fue acuñada por el lingüista Geoffrey Pullum en 2003. De hecho, eggcorn es un eggcorn de la palabra acorn (bellota). Según cuentan, el origen estaría en una mujer que creyó durante años que acorn se escribía egg corn. 

¿Por qué ocurren? Mientras que los malapropismos consisten en intercambiar palabras que se pronuncian de manera igual siendo el resultado una frase sin ningún sentido, los eggcorn conservan cierta lógica y coherencia. Otro ejemplo de errores al hablar inglés es el uso de deep-seated en lugar de deep-seeded. Ambas formas se pronuncian exactamente de la misma manera en inglés de EE. UU. y el significado de la expresión original sigue presente, a saber, la idea de profundidad. Los eggcorns también suceden cuando una expresión es bastante antigua y los hablantes ya no conocen su significado o forma original. Este es el caso por ejemplo de la forma death nail (clavo de la muerte), cada vez más usada en lugar de death knell (campana de la muerte), ya que knell es hoy día una palabra en desuso.

Acto fallido o desliz freudiano

¿De qué se trata? Son errores causados por el deslizamiento de ideas de nuestro subconsciente hacia la superficie. Pero hoy día, el término también se usa a veces para designar cualquier tipo de lapsus.

Ejemplo: no existen ejemplos frecuentes de actos fallidos, ya que se supone que están directamente conectados con los pensamientos profundos de un hablante dado. Uno de los ejemplos más famosos de la cultura pop de los años noventa es el episodio de Friends en el que tiene lugar la boda de Ross y Emma. Por desgracia (o no), al pronunciar sus votos, Ross se confunde y menciona a su exnovia Rachel. Los espectadores pudieron entonces deducir que Ross todavía tenía sentimientos por Rachel, lo que por supuesto acabó echando por tierra la boda.

¿Cuál es el origen de su nombre? El vienés Sigmund Freud es sin duda alguna el psicólogo más influyente del siglo XX y sus ideas y teorías apuntaron a la relación entre acciones y deseos reprimidos. De hecho, los términos acto fallido o desliz tienen su origen en la obra Psicopatología de la vida cotidiana, en la que podemos encontrar una larga lista de errores y lapsus, que, según Freud, tienen una gran relevancia.

¿Por qué ocurren? Pese a su importancia, muchos de los postulados de Freud son hoy día fuertemente rebatidos. Así, los psicólogos cognitivos tienden a creer que en la mayoría de los casos, existen explicaciones más simples para este tipo de errores al hablar (veremos algunas a continuación). Según estos especialistas, la gente sería más propensa a cometer fallos cuando está cansada o distraída. Esto significa que el cerebro, como cualquier otra parte del cuerpo, se puede equivocar. Pero la verdad es que la idea de que sentimientos profundos de alguien pueden ser descubiertos por un lapsus resulta muy interesante.

Aunque sepamos de la existencia de los actos fallidos, esta es muy difícil de demostrar o probar. ¿Cómo investigar los pensamientos más íntimos de alguien? Pues en 1979, un equipo de investigadores estadounidenses decidió intentarlo. Para ello, reunieron a un cierto un número de hombres heterosexuales y los dividieron en tres grupos. El primer grupo, el de control, fue recibido por un profesor de mediana edad y tuvo que repetir varias veces pares de palabras seleccionadas para provocar trastrueques verbales, como por ejemplo mack mud (brote de hierba) y back mud (lodo en la espalda). El segundo grupo fue sometido al mismo ejercicio pero en lugar de ser supervisado por un profesor de mediana edad, los sujetos se encontraron con una asistente de laboratorio que llevaba una falda corta y una especie de blusa transparente. Los sujetos del segundo grupo fueron más propensos a caer en trastrueques verbales relacionados con temas sexuales, como fast passion (pasión rápida) en lugar de past fashion (moda del pasado), pero acabaron cometiendo exactamente el mismo número de errores que el primero grupo. El tercer grupo fue instruido por el profesor de mediana edad, pero esta vez, este les informó de que cabía la posibilidad de que recibiesen una descarga eléctrica en algún momento del experimento, cosa que no ocurrió, obviamente. Al igual que el segundo grupo, el tercer grupo cometió más errores relacionados con las condiciones experimentales, es decir, que confundieron pares como cursed wattages (vatios malditos) con worst cottage (la peor de la casas de campo). Los resultados parecen coincidir pues con la idea de que los errores que cometemos están relacionados con lo que tenemos en la mente.

Existen, por lo tanto, ciertas pruebas de que determinadas experiencias o sentimientos que nos pesan pueden llevarnos a cometer ciertos errores al hablar. Aun así, es muy probable que la mayoría de los fallos no tengan un origen de esta índole. Cuando le pides a alguien que te pase pashed motato en lugar de mashed potatoes no significa que el error se sitúe en tu subconsciente. Dejando a un lado los debates psicológicos, una cosa está clara: este tipo de errores pueden llegar a ser muy divertidos y entretenidos.


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